Fuimos a Gambela, una región remota de Etiopía cuando buscábamos dónde instalar un proyecto. Las pobres monjas de la Madre Teresa en su afán de cuidarnos le pidieron a un paisano que nos enseñara el pueblo, y eso hizo, nos llevó a la única atracción del pueblo, la cárcel. Este niño jugaba en la puerta y le divirtió que le fotografiara. Por su cercanía a la frontera aquí tienen el color más oscuro de piel. Igualmente el ambiente es mucho más tenso que en otras zonas del país. Los conflictos internos entre tribus están a la orden del día y la violencia se nota en el ambiente. El niño no notaba nada, era un niño.