Con la popularización de Internet muchos trabajos convencionales se han modificado. Todos los negocios se han reinventado y los usuarios han tenido que adaptarse a ello. Pero, ¿qué ha pasado con los fotoperiodistas?
Es sabido por todos, que la información por relevante que esta sea, sin venir acompañada de una imagen pierde relevancia. El suceso más importante no le importa a nadie si no viene acompañado de una buena fotografía. Por ello en muchas ocasiones, cuando no se dispone de una fotografía, se publican gráficos o infografías que acompañen la noticia. Con la llegada de Internet, la difusión y copia de las imágenes se complica, puesto que en la red de alguna forma u otra el control se pierde.
En los medios de comunicación, han tomado conciencia de la no utilización de imágenes sin permiso, pero sin embargo esto no ocurre en la sociedad. Ángel Casaña, redactor jefe multimedia del diario El Mundo, explica así su preocupación:
«Los editores gráficos hemos concienciado sobre los derechos de la imagen en las redacciones, pero eso alguien tiene que hacerlo en la sociedad».
Existen técnicas que procuran mantener el control de las imágenes. Es el conocido «píxel de seguimiento» o «tracking pixel» que se inserta en la imagen y que revela información sobre el ordenador que copia o utiliza esa imagen. Básicamente lo que ese pixel hace es recopilar una serie de información que luego envía al creador. Como la dirección IP, el navegador, momento de la navegación, etc. Esta práctica suele ser muy utilizada en publicidad pero es casi imposible seguir la pista cuando se trata de averiguar quién realizó y difundió copias de una imagen.
En definitiva, podemos decir que la relación de Internet con la fotografía es aun poco cordial, pues no acaban de encontrar un consenso entre lo que es ético hacer y lo que no.